Cómo educar a tu cachorro
La educación temprana es la mejor forma de prevención contra el abandono, la frustración y el maltrato animal por ello constituye una fase crucial en la vida de los perros.
Los cachorros cuándo se separan de la madre vocalizan para ser encontrados, es normal y vital para su supervivencia, por ello, cuando lo lleves a casa, llorará. Para él es algo muy traumático, se siente desesperado y sólo al estar lejos de su familia. En este momento, no le regañes, si lo haces fomentarás comportamientos neuróticos en el perro adulto, lo mejor es que al principio (por lo menos hasta que esté acostumbrado a su nuevo hogar) pueda estar acompañado de su nueva familia, ¡no pasa nada por tenerle en la habitación!
Desafortunadamente los perros no pueden leer libros ni adivinar cómo comportarse dentro de casa, por ello, es responsabilidad de los propietarios enseñarles las reglas de la casa, las normas sociales y también educación básica.
La educación del cachorro no consiste sólo en enseñarles las señales básicas de obediencia (como por ejemplo sentarse a la señal), en esta etapa de la vida del perro la socialización, el desarrollo de la inhibición del mordisco y el aprendizaje de la conducta higiénica son mucho más importantes y, con diferencia más urgentes.
El reducido marco temporal para una óptima socialización implica empezar con la educación temprana sobre la 7ª. semana de vida del cachorro alargándose hasta la 16ª. semana (coincidiendo con su período “crítico” de socialización), por ello no hay tiempo que perder.
Un cachorro en casa
Un cachorro es un ser vivo que tiene necesidades básicas e igualmente necesita recibir educación. Es muy injusto no educar al perro y castigarle por romper las reglas que él no sabía que existían, porque a cualquier cachorro se le ocurren muchísimos sitios en una casa de 100m2 dónde vaciar su vejiga, morder, escarbar, etc., con lo cual esperar a que el perro no educado, infrinja una norma para castigarle es un retraso inútil en su educación. Para solventar éstos y demás problemas, se recomiendan las clases para cachorros, incluso antes de la llegada del cachorro, y también en grupo cuándo el perro tenga la edad adecuada para salir a la calle y entrar en contacto con otros perros.
Con las clases en grupo, el cachorro desarrolla y potencia su comunicación social canina jugando con otros cachorros en un sitio controlado y sin amenazas. Los cachorros tímidos y temerosos ganarán confianza rápidamente. Todos los perros aprenderán a venir, sentarse y echarse cuando se le pida, escuchar a sus dueños e ignorar las distracciones.
La educación del cachorro antes de su llegada a casa
Es importante que el cachorro haya sido criado dentro de una casa en contacto las personas. A partir del momento en el que el cachorro llega a casa empieza la cuenta atrás, el período crítico de socialización del cachorro se puede extender hasta las 16 semanas y el período de mayor aprendizaje comienza a cerrarse a los 5 meses. Hay mucho que enseñar por ello es vital que se sepa qué enseñar y cómo hacerlo, es importante tenerlo todo preparado antes de la llegada del perro.
A la llegada del cachorro
Los primeros días en casa determinarán mucho del comportamiento futuro del perro. Si le dejamos al perro sólo sin supervisión con un amplio espacio que explorar, él morderá objetos que no le pertenecen aparte de realizar sus necesidades por todas partes, eso automáticamente genera precedentes para que sus juguetes sean inadecuados y su baño la alfombra (por ejemplo).
Los destrozos suelen ser visibles cuándo el perro ya lleva semanas en casa (puede ser alrededor de los 4 o 5 meses), y cuando el perro ya ha aprendido a morder, escarbar, destruir y jugar “dónde no debe” esto provocará que su dueño le castigue, le aísle, le regañe lo que a su vez empeorará aún más la situación. Ahora bien, todo eso se puede prevenir evitando que el perro acuda a sitios dónde no debe estar, dónde no haya objetos susceptibles de ser mordisqueados por él y dónde no pueda hacer sus necesidades, es tan sencillo como tener al cachorro controlado, en un parque de perros, o en una habitación adaptada para él, que contenga su cama, sus juguetes, su bebedero , además de un sitio donde pueda hacer sus necesidades: su baño (que podría ser una bandeja higiénica para perros, periódicos, o un bloque de césped). Todas las veces que sea necesario dejar al cachorro sólo sin supervisión, estando o no en casa, deberá estar en una habitación o habitáculo preparado específicamente para él. Evitamos que el perro haga algo que nos moleste y le evitamos la frustración de ser recibido con regañinas.
Es importante que no haya objetos familiares a su alcance. Una buena opción para entretener al cachorro son los juguetes Kong, de gran durabilidad y buena calidad, que ofrecen la posibilidad de rellenarlos con premios de diversos tipos: galletas, pastas alimenticias específicas para perros, etc., y de esa manera el perro aprende a mordisquear este tipo de juguete, a la vez que se entretiene intentando coger los premios de su interior sin estar pendiente de la llegada (y ausencia) de su dueño.
Una idea para empezar a enseñarle dónde debe hacer sus necesidades es utilizando un trasportín puesto que inhibe la eliminación temporalmente, de esa manera él necesitará aliviarse de inmediato cuándo lo sueltes. Si lo sueltas y al rato no lo hace, inténtalo al cabo de media hora o el tiempo que creas conveniente. Al principio puede recompensar al cachorro por usar el jardín hasta que él pueda salir a la calle.
Hasta que el cachorro tenga todas las vacunas recomendadas por su veterinario (entre los 3 y 4 meses), no debería andar u oler donde otros perros hayan estado antes.
Los veterinarios no recomiendan sacar a los cachorros a la calle antes de cumplir con el periodo de vacunaciones, pero, es de suma importancia que los cachorros tengan una correcta socialización, caso contrario nos exponemos a futuros problemas de comportamiento. Una idea es sacar al cachorro por sitios donde seguramente no hayan estado más perros, o controlar que los perros que hayan frecuentado el lugar estén completamente sanos y sin ningún problema de salud. También se les puede sacar en brazos para que entren en contacto con otros perros, otras personas y se habitúen al entorno dónde vayan a convivir.
Es muy buena idea invitar a toda clase de personas que vengan a casa a conocer el nuevo miembro de la familia. Si los invitados le dan un trozo de comida al cachorro cada vez que se acerque, él aprenderá que es muy positivo acercarse a las personas, y también las visitas pueden premiarle por sentarse, tumbarse o por acceder a la llamada. Cuando el cachorro se acerca rápida y felizmente, este es un signo infalible de que el perro es amistoso con las personas y que además disfruta de su compañía. Enseñarle a sentarse antes de recibir caricias y atención es la mejor manera de educar al futuro perro adulto a ser respetuoso con cualquier persona que entre en casa.
La salida a la calle
Desde luego no hay que cansarle y/o sobre-estimularle, pero es muy importante presentar el mundo al cachorro. Una buena opción es llevar premios, o bien separar una parte de la ración diario de comida del cachorro para dársela durante el paseo, así a cada desconocido que se le acerque al perro le podremos pedir que le premie después de sentarse para saludar ignorando cualquier otro comportamiento que el perro haga hasta que se siente, cuándo lo haga le felicitaremos y él se llevará su premio
Si tomamos unos minutos de descanso mientras paseamos, le daremos al perro la oportunidad de ver al mundo de una manera tranquila, una opción el llevar un juguete relleno o un hueso para ayudarle a estar tranquilo mientras nos leemos el periódico en la calle.
No le dejes suelto corriendo por todas partes y jugando con otros perros sin que pueda ser interrumpido, de esta manera pronto tendrás un perro que rehusará venir cuando lo llaman. En vez de eso, ponle una correa larga y lleve su cena al paseo así entremedio de su sesión de juego le podrás llamar y pedirle que se siente por trozos de comida. El perro muy pronto captará la idea y acudirá muy contento a la llamada.
No hay que olvidarse: la manipulación
¿Cuántas veces hemos visto (o nos ha pasado) llevar a un perro al veterinario y ver lo imposible que era tratarle, cogerle, aplicarle una inyección, un tratamiento o mirarle los dientes? Todo ese malestar que pasamos los dueños del perro, los veterinarios, los auxiliares y sobretodo el propio perro puede evitarse si acostumbramos el cachorro a que es normal y no pasa por manosearle, incluso podemos enseñarle lo positivo que es dándole muchos premios cada vez que le examinamos. Recuerda decir a tus amigos y quienes se acerquen a él la importancia de tocarle por todo el cuerpo, mirarle las almohadillas, los dientes, la tripa, las orejas, los ojos, todo su cuerpo sin olvidar de premiarle. Si no hay premios de comida un efusivo “muy bien” será suficiente para que el perro no tenga fobias cada vez que le vayan a examinar y/o tocar. Otro aspecto importante, sobre todo para perros de pelo largo, es peinarle. Acostumbrarle al cepillado es fundamental para que el perro adulto no tenga inconvenientes ni pongas pegas cada vez que le lleves a la peluquería o le cepilles en casa.
Para saber más sobre cómo cepillar los dientes a tu perro, haz clic aquí.
Un perro equilibrado
Un perro equilibrado no es un perro sobre estimulado, estresado o histérico, sino que es un perro que sabe jugar y luego estar tranquilo. Ayúdale a encontrar ese equilibrio premiándole la calma, cada vez que esté tranquilo, prémiale por ello, dale un granito de pienso, o una caricia suave, alterar a nuestros cachorros con juegos histéricos no les ayuda en absolutamente nada.
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